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El control de los áfidos puede plantearse con métodos preventivos, curativos o erradicantes. No obstante, hay que considerar que en tomate estos insectos tienen capacidad para transmitir virosis, lo que hace que las poblaciones tolerables sean muy bajas, incluso en tomate en invernadero debiera ser nula. De manera que la estrategia de control debe diseñarse para evitar la dispersión de las enfermedades producidas por virus. Por ser una tarea muy difícil debe enfocarse principalmente en tomar medidas preventivas.

En condiciones de tomate cultivado bajo plástico, se debe tomar las siguientes medidas:

  • Utilizar mallas antiáfidos, colocadas en las paredes, aberturas de ventilación, puerta y ojalá mantener una doble puerta, con trampas de color amarilla con pegamento para atrapar los áfidos alados que intenten ingresar al interior.
  • Vigilar que no existan aberturas en la estructura que permitan el ingreso de los áfidos.
  • Hacer monitoreo, diagnóstico y control de las malezas, tanto dentro como fuera del invernadero, ya que éstas son hospederos de pulgones, en especial las malezas del tipo gramíneas, correhuela, diente de león, lechuguilla. Las malezas deben ser controladas antes del transplante del tomate. Antes o junto con la aplicación del herbicida se deben controlar los pulgones para evitar la infestación posterior de las plantas de tomate.
  • Eliminar las plantas con síntomas, quemándolas o enterrándolas lejos del cultivo. En tomate cultivado al aire libre, se debe poner especial atención en el control de malezas, como también que las plantas provenientes de almácigo estén libres de pulgones y protegidas con algún insecticida sistémico para evitar colonizaciones.

 
 

Para un buen control químico de los pulgones, los insecticidas, conocidos también como aficidas, deben tener las siguientes características:

  • Selectividad: ingrediente activo con acción específica para los pulgones y que respeten a los insectos polinizadores e insectos benéficos.
  • Mecanismo de acción sistémica: los pulgones se alimentan succionando la savia que se mueve en el floema. Los insecticidas sistémicos se incorporan al torrente savial y así intoxican a los pulgones. Esta propiedad permite mantener un control medio a largo disminuyendo el número de aplicaciones y protegiendo así de transmisión de virosis.
  • Largo efecto residual: se refiere a que el producto puede proteger más allá de 21 días del ataque de pulgones desde que se aplica el insecticida.
  • Baja toxicidad.


En general en los cultivos de tomate al aire libre y en invernadero es necesario proteger a la planta desde el almácigo, para lo cual se recomienda el uso de insecticidas sistémicos aplicados en el riego.

También es conveniente aplicar insecticidas sistémicos al almácigo tres días antes del transplante con suficiente humedad en el suelo. En cultivos al aire libre, se recomienda aplicar con sistema de esguicho o, en plantaciones a máquina, incorporar el producto en el agua con que se riega la planta.

En invernaderos, especialmente, la aplicación de aficidas sistémicos a través del riego por goteo da muy buenos resultados, llegando a controles del orden del 98% de la población de la plaga. Para las formas de aplicación y métodos de cultivo antes descritos se recomiendan los ingredientes activos Imidacloprid (Confidor 350 SC, Punto 70 WP) y Thiametoxan (Actara). Otros insecticidas también de acción sistémica son Triazamato (Aztec), Pymetrozine (Chess), Acetamiprid (Mospilan) y Clorhidrato de Cartap (Neres).

Los aceites minerales mezclados con Piretroides pueden inhibir la transmisión de virosis mediadas por pulgones, al recubrir la superficie de la planta con estas sustancias. La dosis de aceite no debe superar el 0,5% y la planta al momento de la aplicación debe tener suficiente humedad. Se debe aplicar temprano en la mañana o al atardecer para evitar fitotoxicidad, se recomienda su uso en cultivo al aire libre.

 
 

En Chile se encuentra una gran cantidad de especies que actúan como depredadores o parasitoides de pulgones. Entre los depredadores se destacan las chinitas (Coleoptera: Coccinellidae), que tanto al estado de larva, como de adulto consume pulgones, y los sírfidos (Diptera: Syrphidae), o mosca conocida como mosca de las flores, cuya larva se alimenta de pulgones. Otra especie de díptero que se destaca pertenece al género Aphidoletes de la familia Cecidomyiidae; en otros países se ha determinado que la especie Aphidoletes aphidimyza es una especie que se adapta bien a las condiciones de invernadero. El neuroptero Chrysoperla sp., (crisopa), en su estado de larva, es otro importante depredador de pulgones.

 

 

Larva de chinita alimentándose de pulgón.   Larva de sírfido.

 

 

Larva de Aphidoletes spp.   Larva de crisopa consumiendo pulgón.

Entre los parasitoides, se destacan los microhimenópteros o microavispas del género Praon y Aphidius. Estas especies colocan un huevo en el interior del cuerpo del pulgón, de allí eclosa una larva la que se alimenta del pulgón provocándoles la muerte.

 

 

Pulgón parasitado por Praon.   Adulto de Aphidius.

Es muy fácil reconocer el parasitismo porque los pulgones afectados se hinchan y toman un aspecto que es conocido como momia, de su interior emerge el adulto del parásito, dejando una perforación característica.

 

 

Parasitoide en el interior de pulgón.   Restos de momia.

En general en Chile, el control biológico de los pulgones se da en forma natural, por los enemigos antes mencionados. Tienen la desventaja de que aparecen tarde en la temporada del cultivo, cuando las poblaciones de pulgones son muy altas y el daño ya está hecho. En invernadero es posible controlar los pulgones liberando enemigos naturales, en forma periódica, en las vías de ingreso de la plaga. Esta liberación es conocida como control biológico inundativo o aumentativo. Si bien los enemigos naturales, contribuyen a disminuir las poblaciones de las plagas, tienen la desventaja de desaparecer cuando los pulgones no existen, de modo que siempre hay que hacer monitoreo, para determinar los momentos óptimos de la liberación.

También existen entomopatógenos que se presentan en condiciones naturales, es el caso de especies de hongos del género Entomophthora, los que actúan en tomate al aire libre, en un período de humedad y temperaturas altas, lo que ocurre en la zona central en el mes de octubre.

En condiciones de invernadero con humedad relativa superior al 80%, en el ámbito mundial, existen buenos resultados de control con el hongo Verticillium lecanii, pero tiene la desventaja de que sus requerimientos de humedad son similares a la de algunos hongos fitopatógenos.

 
 

 
 
CaracterísticasAspectos biológicosDaño en hojas y frutosMonitoreo y detecciónControl: cultural, biológico y químico
Otras plagas: